Las Sobras

“Cuando todos hubieron comido lo suficiente, dijo a sus discípulos: “Recojan los pedazos que sobraron. Que nada se desperdicie”. Así que los recogieron y llenaron doce canastas con los pedazos de los cinco panes de cebada que sobraron a los que habían comido”. – Juan 6:12-13

¿Alguna vez has mirado tu propio pasado y deseas tiempos anteriores en tu vida? Sabes, es fácil romantizar el pasado... esa época en la que solías ser más disciplinado y estabas en forma, cuando solías ser un mejor administrador de tu dinero, cuando te preocupabas más por tus relaciones y amigos, cuando te tomabas el tiempo para leer la Biblia, cuando eras voluntario en la iglesia sin esperar nada a cambio.
En el pasado, todo parece tan diferente y completo; éramos buenos en ese entonces.
Hoy en día, apenas tenemos fuerza, disciplina, coraje o fe. Nos hemos convertido en nada más que la sombra de lo que solíamos ser. No tenemos más que las sobras. ¿Puedes identificarte con algo de esto hasta ahora?

Las sobras en la cocina son los alimentos que se consideran indignos del plato principal, pero cuando se dejan en el refrigerador durante la noche, de alguna manera parecen adquirir un sabor extra especial... pruébalo con la sopa, ¡se vuelve sabrosa y aún más rica! Las sobras son tan buenas. Y resulta que a Jesús también le gustan las sobras.
No hay nada peor que esa sensación de ser el último niño elegido en una actividad deportiva en la escuela, donde los dos niños más populares en el aula son los que eligen y terminas siendo el niño "dejado solo". Nadie quiere ser el sobrante, es el peor destino que puedes tener.
Da la casualidad de que Jesús tiene un corazón para las "sobras". Es un experto en hacer milagros con lo que queda. Nada se desperdicia con Él. 

Dios no está enfocado en lo que hemos perdido, no está enfocado en nuestro pasado y en cómo solíamos ser. Él es un experto en usar y bendecir lo que queda… esa pequeña cantidad de fe en Sus manos es mucho (tan pequeña como un grano de mostaza), esa pequeña cantidad de voluntad y valentía es todo lo que Él necesita. Que nuestras manos cansadas se levanten otra vez es todo lo que se necesita para que Él haga un milagro.
Sin embargo, con tanta frecuencia, oramos para que Dios nos dé algo más y nuevo, tratamos de racionalizar que es lo que necesitamos para cumplir con el llamado que Él nos ha dado... "Si tan solo pudiera conseguir un nuevo trabajo, si tan solo pudiera tener más dinero podría ayudar a las personas necesitadas, etc.” 

A Dios no le importa nuestra carencia; Se preocupa por lo que sobra. Entonces, ¿qué queda en nuestras vidas? La persona promedio que trabaja 40 horas a la semana tiene 4,5 horas libres por día. ¿Y si en lugar de llenarlo de más entretenimiento y cuidado personal, le damos a Dios ese tiempo perdido? ¿Qué pasa si cambiamos ese poco de fe que tenemos y tiramos la red una vez más?
Muy a menudo oramos por cosas que creemos que necesitamos, cuando ya tenemos más que suficiente para tener éxito en Su llamado. Tal vez sea hora de cambiar nuestras oraciones y pedirle a Dios que “revele lo que ya tenemos”. Cinco pequeños panes de cebada y dos peces eran más que suficientes para alimentar a 5000, sin incluir a los niños y las mujeres. 

A medida que se va acercando el final de 2022,  has pensado ¿qué puede hacer Dios con las "sobras" de este año?

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